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Cómo incluir productos de cuidado de la piel en tu rutina diaria

Mujer realizando rutina facial con productos Lullage

Indagar en el mercado sobre los productos diseñados para las rutinas de cuidado suelen generar grandes inquietudes en las personas ¿Cuál me conviene usar? La respuesta corta es que todo dependerá de las características de tu piel y por eso, no puedes elegir cualquier artículo al azar.

De esa manera, al incluir los productos adecuados a tu rutina conseguirás mejorar la salud de tu piel y evitar efectos adversos al comprar a ciegas la opción más barata.

 

¿Por qué es necesario tener una rutina diaria para el cuidado de la piel?

También conocida como skincare, se trata de un proceso cuyo objetivo es mantener la piel del rostro y cuello lozana y saludable. Implica la aplicación de ciertos artículos en un orden específico siguiendo una secuencia día a día.

Se ha de realizar el skincare dos veces al día (mañana y noche) para asegurar una limpieza adecuada y ofrecer a la piel los nutrientes y activos necesarios. Cada producto utilizado en la rutina tiene una función específica y se debe mantener el mismo orden para obtener mejores resultados; algunos productos se utilizan a diario, mientras que otros se alternan por días.

Cumplir con una rutina de cuidado facial diaria adecuada garantiza una serie de ventajas para el cutis. Retrasa el desarrollo de arrugas, gracias a la limpieza junto con el uso de artículos anti-edad que ayuda a retardar el envejecimiento prematuro.

También contribuye a regular el acné, ya que reduce la sensación grasosa en la piel y facilita la eliminación de puntos negros. Erradica las células muertas y restos de polución que se acumulan durante el día, lo que permite evitar la obstrucción de los poros.

La hidratación en profundidad es otra ventaja de la rutina de cuidado facial diaria, ya que una piel bien hidratada es más elástica, saludable y aparenta ser más joven.  Así mismo, una rutina diaria de skincare puede disminuir los signos de cansancio en la piel, como la apariencia apagada, amarillenta y sin densidad. 

 

Incluye productos ideales para tu piel

Cada tipo de piel tiene sus propias necesidades y hay que seleccionar productos ajustados a estas. En el caso del cutis tipo “normal” suele ser más sencillo, porque basta con incluir artículos que aporten una hidratación básica y algunos nutrientes extras para optimizar los resultados.

Por eso, vamos a detallar un poco más cómo incluir productos para la rutina de belleza de la piel seca, mixta y grasa que implican mayor exigencia.

 

  • Piel seca

En la rutina de cuidado facial o skincare para piel seca es recomendable incluir productos que cumplan principalmente con la hidratación y protección del cutis en profundidad. 

La limpieza debe realizarse con artículos que no necesiten aclarado con agua, como leches limpiadoras o aguas micelares, que contengan humectantes o emolientes para aportar hidratación a la piel desde el primer paso.

Es buena idea seleccionar cremas humectantes que sean más espesas, dependiendo del grado de sequedad de la piel, para reforzar la hidratación y mejorar la elasticidad. Incluso es acertado incorporar mascarillas hidratantes y/o calmantes unas dos veces por semana, para ofrecer un cuidado más intensivo y ayudar a la piel a recuperar su estado saludable con mayor rapidez.

No se debe olvidar el uso diario de fotoprotección adecuada en las zonas expuestas de la piel. Exponerse a los rayos solares sin protección puede ser especialmente agresivo para las pieles secas, ya que puede aumentar la deshidratación y la sequedad. 

Por lo tanto, es necesario usar productos con factor de protección solar para proteger la piel de los dañinos rayos UV y prevenir la pérdida de hidratación.

 

  • Piel mixta

Hay que tener en cuenta que este tipo de piel puede presentar poros dilatados, brillos e imperfecciones, así como dermatitis seborreica, lo cual puede confundirse con piel seca. Por lo tanto, es esencial utilizar productos adecuados para controlar la grasa en la zona T, sin resecar las áreas con características opuestas como las mejillas, el contorno de ojos y labios, y los pómulos.

En cuanto a la limpieza facial, no hay que caer en las limpiezas exhaustivas que puedan estimular la producción sebácea y causar el indeseado efecto rebote. Se recomienda utilizar limpiadores suaves con propiedades desintoxicantes e hidratantes que erradiquen las impurezas y controlen la grasa sin causar sequedad.

En términos de hidratación, se puede optar por el uso de dos cremas diferentes para mantener el equilibrio. Una crema oil-free para la zona T y otra con más aceite para las áreas más secas, como las mencionadas anteriormente.

En el caso de las pieles mixtas, se debe poner especial atención al elegir y usar un buen protector solar para evitar la obstrucción de los poros. Se recomienda utilizar protectores solares oil-free y preferiblemente en textura de gel, para prevenir la aparición de comedones y mantener la piel protegida de los dañinos rayos UV.

 

  • Piel grasa

Hay que evitar la compra de productos que agreguen más grasa a la piel, pero que tampoco la resequen en exceso, ya que esto puede causar un efecto rebote y estimular una mayor producción de sebo. 

La limpieza es fundamental, y se recomienda hacerlo dos veces al día con productos ligeros como geles, aguas limpiadoras o jabones que se enjuaguen con agua. Las cremas limpiadoras son menos recomendables, ya que pueden aportar más oleosidad a la piel.

El agua micelar es un excelente producto para comenzar la limpieza, ya que refresca y elimina los excesos de grasa sin deshidratar la piel. 

Siempre se debe hidratar la piel grasa con un hidratante suave y libre de aceites, ya que si se deja sin hidratación, las glándulas sebáceas pueden producir más grasa en respuesta a la escasez de hidratación. Los geles y serums siliconados son una buena opción, ya que tienen mayor concentración de agua que de aceite, lo que hidrata profundamente sin obstruir los poros.

Se recomienda buscar fotoprotectores con tecnología «dry touch» o «toque seco» y anti-brillos. Ya que, las moléculas fotoprotectoras son poco solubles en agua y necesitan un excipiente graso para disolverse.

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