Resumen
Una piel grasa es un tipo de piel que se caracteriza por una sobreproducción de sebo natural presente en la dermis. El sebo es la grasa natural que la piel y el cabello producen para hidratarse, protegerse y mantener un correcto pH. Sin embargo, una alta cantidad de sebo provoca un desequilibrio en la barrera cutánea que es la causa de la piel grasa y sus consecuentes efectos: poros engrandecidos y visibles, un exceso de brillo, inflamación y la aparición recurrente de brotes de acné.
Los factores genéticos y/o hormonales son los que suelen estar detrás de esta sobreproducción de sebo y es por ello que el tratamiento de la piel grasa a nivel externo tiene como objetivo paliar las consecuencias visibles de este desequilibrio interno.
Una piel grasa puede parecer más fuerte y resistente, pero en realidad se trata de un cutis frágil y sensible que se puede ver fácilmente debilitado con el uso de productos altamente agresivos (como aquellos con fórmulas muy astringentes o exfoliantes). Cuando esto sucede, el cutis con tendencia grasa reacciona y produce un efecto rebote a través de la inflamación para contrarrestar el debilitamiento, motivo por el cual es una piel que se debe tratar con extrema paciencia, constancia y suavidad.
¿Qué tan común es la piel grasa?
La piel grasa es uno de los principales problemas en todo el mundo y aparece principalmente durante la etapa de la adolescencia, independientemente de la cultura y el color de la piel. En todo el mundo, se estima que el 80% de la población adolescente y puberal sufre esta afección, mientras que alrededor del 47% de los adultos la padecen.
La piel grasa no es sólo un problema estético, sino también un problema de salud muy grave. Aumenta el riesgo de acné, puntos negros, puntos blancos e inflamación de las glándulas sebáceas (seborrea). Esto puede provocar infecciones bacterianas como estafilococos o estreptococos.
Otro factor importante a tener en cuenta es que la piel grasa es más propensa al daño solar que la piel seca porque contiene menos protección natural contra los rayos ultravioleta del sol.
¿La grasa es importante para mi piel?
Sí, los aceites faciales pueden ayudar a hidratar la piel.
El sebo producido por las glándulas sebáceas ayuda a retener el agua y evita su evaporación al formar una capa externa que obliga al agua a permanecer en el interior de nuestra piel, creando un efecto repelente del agua hacia el aceite al no poder mezclarse. Así, el aceite producido tiene un efecto protector porque contiene vitamina E, que es un potente antioxidante para la piel.
Además, se ha descubierto que el aceite facial tiene propiedades antimicrobianas que ayudan a prevenir infecciones porque contiene una clase de proteínas del sistema inmunitario conocidas como inmunoglobulinas IgG.
También se ha descubierto que la grasa interviene en la formación de péptidos, que tienen actividad estimulante, en la regulación de los efectos de las hormonas y los xenobióticos en la piel.
Manifestaciones de la piel grasa o acneica
En el caso de una consulta relacionada con piel grasa o acneica en la oficina de farmacia, observaremos en primer lugar las características cutáneas del paciente, el tipo de lesión que presenta y su localización. También evaluaremos otros factores que puedan estar influyendo en el proceso como el estrés, la dieta o los cambios hormonales.
A continuación, detallaremos las diferentes lesiones que se pueden encontrar en este tipo de piel, para que el farmacéutico pueda valorar la gravedad del proceso y determinar si es graso o acneico.
También describiremos algunos tratamientos para cada tipo de afección cutánea, incluyendo productos disponibles en farmacias, así como otros tratamientos que pueden ser prescritos por los médicos.
Relieve irregular
El estrato córneo, la capa más externa de la piel, es responsable de mantener nuestro cuerpo protegido de los elementos externos. Esta capa está formada por células cutáneas muertas que se renuevan constantemente mediante la producción de células nuevas. Sin embargo, con la edad, este proceso pierde eficacia y las células viejas no se sustituyen con la rapidez necesaria. Además, el exceso de producción de grasa puede provocar la obstrucción de los poros y una acumulación de lípidos que no pueden eliminarse del folículo pilosebáceo (la abertura de la que crece el vello). Esta acumulación da lugar a un relieve irregular de la piel, lo que significa que no tiene una textura lisa.
Poro dilatado
Los poros dilatados son un problema estético que puede darse en todo tipo de pieles, pero que es más característico de las pieles grasas con tendencia acneica. En este tipo de piel, se produce un exceso de sebo, lo que provoca la deformación de las paredes del folículo pilosebáceo. El resultado es una piel con poros muy abiertos.
En particular, los poros dilatados suelen encontrarse en las mejillas, la nariz y la frente.
Brillos localizados
La zona T es el área del rostro que incluye la frente, la nariz y la barbilla. Recibe su nombre por su forma invertida, como la letra «T».
La producción excesiva de lípidos en el folículo pilosebáceo está directamente asociada con los brillos localizados en el rostro. Este exceso de grasa sale a la superficie de la piel, generando un aspecto brillante en esta llamada zona T.
Poro obstruido
En las pieles grasas con tendencia acneica, nos encontramos con frecuencia con esta imperfección: el exceso de grasa producido no sale del folículo pilosebáceo en su totalidad, sino que permanece residualmente en la parte más externa del conducto, formando un tapón y obstruyendo el poro. Esto forma la lesión básica llamada comedón, una pequeña inflamación del poro que alberga sebo en el folículo.
El característico color negro del comedón no se debe a la suciedad, como a veces se cree, sino a la acumulación de melanina. Otra teoría postula que el aire oxida los lípidos que forman este tapón graso, por lo que adquiere un color marrón oscuro.
Este comedón se conoce comúnmente como «punto negro».
Rojeces
El enrojecimiento es la manifestación de la inflamación de la piel. El aspecto rojizo en una zona concreta de la piel puede asociarse a un futuro grano. A veces, toda la piel está ligeramente enrojecida y esto puede deberse a que el exceso de lípidos sintetizados puede resultar irritante.
En ambos casos, el enrojecimiento también puede deberse a una reacción alérgica a alguna otra sustancia.
Imperfección o grano
La acumulación de sebo y corneocitos en el conducto cerrado del folículo piloso es el caldo de cultivo perfecto para los hongos y bacterias que normalmente habitan en la piel. Entre ellas se encuentran Sthaphylococcus epidermis, Pityrosporum ovale, Pityrosporum orbiculare y Propionebacterium acnes. Esta última es la más abundante y residente habitual del folículo.Tras la proliferación microbiana, se liberan diversas enzimas como lipasas, proteasas o hilaluronidasas, así como factores quimiotácticos. Las lipasas proceden de la hidrólisis de triglicéridos, que liberan ácidos grasos. Las proteasas alteran la pared folicular y este conjunto de procesos desencadena una respuesta inflamatoria notable.
Los comedones cerrados, o puntos blancos, son el resultado de una obstrucción en el poro. El folículo se inflama debido a la proliferación bacteriana de P. ovale y P. acnes en el interior de la glándula sebácea. Esto provoca una pequeña pápula, precursora de las lesiones inflamatorias. Éstas pueden convertirse en pústulas o nódulos si las zonas infectadas de la piel son lo suficientemente profundas. Cuando esto ocurre, se expanden hasta formar quistes. Un quiste sebáceo se forma cuando la glándula sebácea sigue produciendo grasa y no se rompe a través de la pared del folículo como lo haría normalmente. Estos quistes pueden ser dolorosos si se infectan, ya que liberan bacterias en el tejido circundante.
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